Welsungsraum

"Hazte fuerte en los viejos sueños para que nuestro mundo no pierda la esperanza". Ezra Pound "Ich lehre euch den Übermenschen. Der Mensch ist Etwas, das überwunden werden soll. Was habt ihr getan, ihn zu überwinden?". Nietzsche

Nombre: Welsung

martes, abril 25, 2006

La realidad, desde nuestra alma. 3


I.5.- El lado obscuro se defiende:

Desde los tiempos prehistóricos el mundo pareció estar dividido en dos mitades. Occidente significaba la cultura de la razón, de las estructuras lógicas, de la moral victoriana, etc. Oriente representó siempre la Terra Incognita en los mapas. Poco o nada se sabía del oriente. Reinos de fantasía, animales exóticos eran imaginados más allá de donde sale el sol. Por otro lado sabemos que Oriente desarrolló la vida colectiva e instintiva más que la razón y la individualidad. Mientras que acá desarrollábamos la lógica aristotélica, allá los sabios bebían de las fuentes del inescrutable Tao. Así vemos que el mundo en su totalidad eran una buena representación de lo que hemos encontrado en nuestra propia mente. Una vez más “lo que está adentro está afuera”.

A pesar de la separación geográfica y cultural, siempre hubo un flujo ganancioso entre las visiones de ambos sectores del mundo. No se puede negar la influencia beneficiosa que las culturas orientales ejercieron en la Grecia clásica introduciendo el “desorden” necesario dentro de la lógica pura, que le dio una vitalidad mucho mayor. Por supuesto que no toda incursión de lo inconsciente es inocua; a veces las apariciones de bandas de tártaros y hunos causó fuertes estragos en la naciente cultura occidental. Esto también lo podemos ver en nuestra mente; a veces un impulso inconsciente puede llevarnos a la gloria si es un impulso creador, por ejemplo una idea brillante en Ciencia o una obra como la obra de un Mozart, pero puede llevarnos a la muerte a través de un impulso como la anorexia o una depresión suicida.

Todo esto se dio casi sin contratiempos hasta comienzos del siglo XX, las relaciones Occidente –Oriente estuvieron marcadas por un ir y venir de fuerzas que a momentos parecían incontrolables, pero que siempre encontraron su equilibrio. Sin embargo, desde ese momento se generó una cortina de hierro física y material, pero además psíquica. Ahora, la aparente dicotomía del mundo no era tal pues al otro lado del muro lo que se intentó fue destruir todo impulso del principio irracional, matar el espíritu que bullía desde hace siglos a través de una sangrienta dictadura del materialismo.

El resultado fue desastroso, la detención de las fuerzas del inconsciente de la humanidad, el tratar de atarlas de pies manos, sólo generó que una aplastante civilización de la lógica se enseñoree por toda la Tierra devastando y siempre buscando la utilidad de las cosas. Esta dictadura de la lógica, de lo útil, está socavando las raíces mismas de nuestro mundo como un todo.

Sin embargo, estas fuerzas no se pueden detener, es imposible destruirlas en realidad pues son connaturales a la vida misma. Cuando el inconsciente, lo obscuro, lo ilógico son rechazados, se acumula una energía que busca salir y cuanto más coartada su expresión, mayor es la fuerza que se acumula. Pero lo peor es que al ser detenido este flujo de energías, las fuerzas del inconsciente toman un aspecto destructivo que redundará en grandes daños para la humanidad si no se entiende este problema y se busca la solución a tiempo.

¿Dónde está esa fuerza ahora?

Mientras las potencias occidentales creen que destruyendo lo que queda de lo que no entienden (léase el mundo islámico), estarán a salvo de la obscuridad, de la irracionalidad; esta fuerza está surgiendo en las afueras de las ciudades en una forma grotesca. Obligado a luchar por su existencia, el influjo creador de los siglos pasados se está convirtiendo en fuerza destructiva que podemos atestiguar en el terrorismo, el vandalismo, en las barras bravas el fútbol en la degradación in extremis de las conductas de nuestra juventud, en sectas cada vez más extrañas, etc.

Si las potencias occidentales siguen tan ciegas de tratar de imponer a sangre y fuego el reino de la lógica y la utilidad, pronto veremos arde al mundo en llamas, no desde nuevas fronteras, no por culpa de extraterrestres, las llamas de la destrucción están a la vuelta de la esquina. Cuando el impulso vital es encadenado, prefiere autodestruirse.

Sólo una civilización que entienda que debe equilibrar los extremos es capaz de salvar al mundo antes de la final destrucción. Ese esfuerzo existió, pero fue devorado por las fuerzas de la utilidad y la lógica brillante. Hoy algunos intentos por revivir ese esfuerzo están marcados por uno de los do extremos, o la lógica académica o la fuerza desbocada y convertida en pura destrucción. ¿Podremos reconstruir ese esfuerzo? Depende de nosotros.

continuará

Welsung