La realidad desde nuestra alma 29
v.5 Nuestra resistencia
El Führer señalaba en su Mein Kampf que el movimiento no necesitaba de matones a sueldo sino que de fanáticos que en todo lugar y circunstancia dieran muestras de la fortaleza y verdad de nuestra doctrina.
Hoy que yacemos derrotados en medio de la estupidez y desinformación generalizadas convertidas en ley de los estados en que vivimos, no podemos hacer otra cosa más que lo que pidió nuestro Führer hace ya más de ochenta años. Nuestra prédica diaraia con el ejemplo y la palabra debe ser porfiada, infatigable, en todo lugar y circunstancia.
Debemos defender la verdad de nuestra doctrina. Allí donde se ataque a la raza aria debemos defenderla, igualándola en derechos y realidad a las demás razas, aún en medio de todo el indigenismo y multiculturalidad en boga.
Nuestra voz no puede estar ausente cuando otros pueblos reclaman su existencia a costa de la nuestra. Nuestra historia y nuestros héroes no pueden ser vilipendiados ante nuestra mirada cobarde.
Es fácil de decir y difícil de hacer pues siempre sentiremos ganas de caer simpáticos, el fantasma de la soledad se anuncia cuando entramos en debates con amigos y conocidos. Pero nosotros no necesitamos mover la cola como quiltros que buscan amo, porque nosotros somos arios y somos nuestros propios señores. De modo que aunque dudemos en principio, debemos entrar en combate con las seguridad de quien posee la verdad.
Es fácil entrar en debate con el ciudadano medio de nuestro sistema, basta con contestar mitos machacados hasta el cansancio por el enemigo a través del cine, la televisión, actos “culturales”, etc. Debemos ser igualmente porfiados, machacando la verdad.
¿Quién no ha visto esas representaciones de los faraones como personajes morenos, de piel aceitunada, casi nubios? Nadie querrá escuchar que las pruebas de ADN demuestran claramente (a pesar de la voluntad de los políticos), que Ramsés II, el grande, era pelirrojo y por lo tanto ario nórdico. ¿Quién no ha escuchado sobre la supuesta herencia de todos los indígenas americanos, obligándonos a los descendientes de europeos a sentir culpabilidad por tratar de mantener nuestras propias identidades? Nadie querrá saber que América no era el ideal de paz y amor que quieren hacer creer y que la mayoría de los pueblos que hoy se declaran herederos, lo son sólo de los esclavos de los grandes imperios; que las edificaciones que construyeron lo hicieron para honrar a sus señores y a los dioses de sus señores, quienes poseían una sabiduría que hoy los hijos de los esclavos apenas barruntan y repiten mecánicamente, a pesar de todo lo que la moda new age nos quiere hacer creer. Muy pocos pueblos eran señores en sus tierras, una de las excepciones fueron los grandes mapuches.
Son muchos los temas que a diario nos dan la oportunidad de luchar en la trinchera de la Kulturkampf. No podemos bajar la cabeza a cada rato, debemos recuperar el orgullo. Somos los Wehrwolf, somos la resistencia y la última línea de combate de nuestra raza y nuestros dioses, no podemos fallar.
Hoy que yacemos derrotados en medio de la estupidez y desinformación generalizadas convertidas en ley de los estados en que vivimos, no podemos hacer otra cosa más que lo que pidió nuestro Führer hace ya más de ochenta años. Nuestra prédica diaraia con el ejemplo y la palabra debe ser porfiada, infatigable, en todo lugar y circunstancia.
Debemos defender la verdad de nuestra doctrina. Allí donde se ataque a la raza aria debemos defenderla, igualándola en derechos y realidad a las demás razas, aún en medio de todo el indigenismo y multiculturalidad en boga.
Nuestra voz no puede estar ausente cuando otros pueblos reclaman su existencia a costa de la nuestra. Nuestra historia y nuestros héroes no pueden ser vilipendiados ante nuestra mirada cobarde.
Es fácil de decir y difícil de hacer pues siempre sentiremos ganas de caer simpáticos, el fantasma de la soledad se anuncia cuando entramos en debates con amigos y conocidos. Pero nosotros no necesitamos mover la cola como quiltros que buscan amo, porque nosotros somos arios y somos nuestros propios señores. De modo que aunque dudemos en principio, debemos entrar en combate con las seguridad de quien posee la verdad.
Es fácil entrar en debate con el ciudadano medio de nuestro sistema, basta con contestar mitos machacados hasta el cansancio por el enemigo a través del cine, la televisión, actos “culturales”, etc. Debemos ser igualmente porfiados, machacando la verdad.
¿Quién no ha visto esas representaciones de los faraones como personajes morenos, de piel aceitunada, casi nubios? Nadie querrá escuchar que las pruebas de ADN demuestran claramente (a pesar de la voluntad de los políticos), que Ramsés II, el grande, era pelirrojo y por lo tanto ario nórdico. ¿Quién no ha escuchado sobre la supuesta herencia de todos los indígenas americanos, obligándonos a los descendientes de europeos a sentir culpabilidad por tratar de mantener nuestras propias identidades? Nadie querrá saber que América no era el ideal de paz y amor que quieren hacer creer y que la mayoría de los pueblos que hoy se declaran herederos, lo son sólo de los esclavos de los grandes imperios; que las edificaciones que construyeron lo hicieron para honrar a sus señores y a los dioses de sus señores, quienes poseían una sabiduría que hoy los hijos de los esclavos apenas barruntan y repiten mecánicamente, a pesar de todo lo que la moda new age nos quiere hacer creer. Muy pocos pueblos eran señores en sus tierras, una de las excepciones fueron los grandes mapuches.
Son muchos los temas que a diario nos dan la oportunidad de luchar en la trinchera de la Kulturkampf. No podemos bajar la cabeza a cada rato, debemos recuperar el orgullo. Somos los Wehrwolf, somos la resistencia y la última línea de combate de nuestra raza y nuestros dioses, no podemos fallar.
Welsung
2 Comments:
Una vez mas este post refleja el mas correcto comportamiento que todo Nacional Socialista debe mostrar siempre.
Saludos desde Temuco.
Solo una cosa.Nosotros no podemos evitar la soledad, ella es fiel como nosotros al ideal, aprender a convivir con ella es un deber, una muestra de fortaleza en la causa. Ya que un hombre solitario y convencido de su idea es 10 veces mas fuerte que un monton de hombres modernos, tolerantes y progresistas...
Saludos camaradas, di con su blog el cual ma ha gustado bastante, especialmente por la forma con la que abordan sus temas.
un saludo y visiten nuestro blog.
HH
Gancho del Lobo
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