La realidad desde nuestra alma 32

V.8 Una Verdad Inconveniente.

Hoy en día está de moda el cambio climático y su adalid Al Gore, quien ha visitado diversos países alertando sobre los peligros que se avecinan.
Ciertamente que el cambio climático es un gran peligro y que puede terminar la civilización tal como la conocemos, pero he querido aprovechar el título para hablar de otra verdad inconveniente, me refiero a la desigualdad de las razas.

Hace unos días atrás el premio Nobel Dr. James Watson declaró que la raza negra es menos inteligente que la raza blanca. Por supuesto que se desataron todas las maldiciones de la divinidad de la igualdad y él perdió su puesto en su laboratorio y le negaron entrevistas concertadas con anterioridad.
Suena a lo menos extraño que el Dr. Watson tenga razón en sus estudios al punto de merecer el Nobel, y al mismo tiempo “no sabe de lo que está hablando”, cuando se trata de temas políticamente complicados.

Eso, incluyendo el hecho de que efectivamente estamos cometiendo una terrible injusticia con el pueblo negro si le exigimos correr las mismas carreras intelectuales que a los blancos sin tomar en cuenta su genética. Pero nadie lo toma desde ese punto de vista pues está tan grabada a sangre y fuego la igualdad de las razas y de los individuos que la ausencia de grandes cantidades de personas negras en posiciones que exigen una gran habilidad intelectual debe deberse a “otra causa”. Eso nos obliga a pensar que ellos son flojos o nosotros no les damos las oportunidades, etc, etc…

Me pregunto ¿por qué es denostar a otra raza decir una realidad? Si yo digo que efectivamente los blancos estamos condenados a ser siempre últimos en una carrera de cien metros planos porque siempre o casi siempre va a ganar un negro. ¿Soy anti blanco, o simplemente estoy asentando un hecho?

El problema con que se encuentra uno en esta sociedad es que sólo algunos trabajos son dignos y ello hace inconveniente ser sincero. Si la gente supiera qué es ser Nacionalsocialista, sabría que TODO TRABAJO ES DIGNO, y así no importaría que un negro (o cualquier otro), no pudiera ser un genio pues su esfuerzo honesto en el nivel y ámbito que sea, le bastaría para ser respetado.

Otro ámbito en que se tuerce a la ciencia, la misma que se invoca después para validar argumentos, es la búsqueda de un supuesto Adán científico. Esta búsqueda siempre termina en algún negro africano, especie de padre de todas las razas (Ver programa de National Geographic).

Pero si uno escucha con cuidado las hipótesis que sustentan esta tesis, se da cuenta que contravienen sendos dogmas del mundo moderno. Por ejemplo, se supone que ese antepasado, de alguna manera inexplicable nació más inteligente y capaz, y por ello superó a los otros machos y fue “popular” entre las hembras. Así, su genética y solo la suya (sic), se propagó hacia el futuro y así, fueron sus descendientes y no los de otros, los que guiaron a ese pueblo (ya lleno de su genética), fuera de África; y de ese modo aparecieron todas las razas humanas al desperdigarse por el mundo la genética de ese único personaje.

Pero, si esto es cierto, entonces es verdad que la inteligencia y las capacidades son genéticas y heredables y eso contraviene todo el discurso igualitario y democrático de hoy. Por otro lado, sería verdad que los reyes antiguos, descendientes de los mejores jefes tribales, tenían derecho a gobernar y su derecho era de un origen que está más allá del populacho, pero eso también va en contra de la democracia.

Bueno, pero si realmente nuestros antepasados fueron negros, entonces es cierto lo que dice el Dr. Watson, ellos son más primitivos que nosotros, sus supuestos descendientes, y más adaptados a una vida tribal que a una civilizada.

Welsung