Muerte de Pinochet
Aunque la política contingente no es el objetivo de este blog, creo necesario dedicar una palabras al fenómeno Pinochet en Chile, sobre todo después de lo ocurrido con ocasión de su muerte.
A pesar de las miradas simplistas que puede dar un extranjero, desde mucha distancia espacial, cultural y noticiosa, la realidad Chilena es mucho más complicada que el simple juicio que es común ver hoy en las portadas de las noticias.
Chile es complejo porque la figura de Pinochet es todo un ejemplo de cómo un hombre simple, bastante común y ligero de ideas, puede generar tan extremos comportamientos, pasiones y divisiones en un país, de otro modo, bastante chato y gris.
De partida es necesario dejar e claro que la mentada figura del dictador asesino no es compartida por al menos un cuarenta o cuarenta y cinco por ciento de lo chilenos, que hay mucha gente que lo convirtió en figura de su adoración y que esta gente se cuenta entre acomodados y pobres. Esto fue así incluso recién terminado el gobierno militar y se ha mantenido a lo largo del tiempo y a pesar de la abundante propaganda en su contra, que prácticamente no ha tenido contrapeso.
Esta fidelidad ciega por parte de un sector de los chilenos, es sólo comparable a la fidelidad de la gente de izquierda por Ricardo Lagos, quien a pesar de variados casos dudosos durante su gobierno, marcó y marca una gran preferencia entre gran parte de la población.
Pinochet, a pesar de lo que digan sus seguidores, no fue un gran estadista; de hecho ni siquiera fue un hombre de estado. Él simplemente estaba en la cresta de la ola cuando la historia produjo un gran cambio de mareas. Pinochet adoleció siempre de una guía política y sus esfuerzos siempre fueron dedicados a lo económico. Ése fue un gran pecado, pues nunca nadie tuvo tanto poder en Chile y por tanto tiempo. Fue la oportunidad perdida (una vez más), de hacer la revolución que Chile espera desde los tiempos del Nacismo Chileno.
Pinochet, a pesar de lo que digan sus detractores, no fue el dictador sangriento que se suele mostrar. De otro modo, ninguno de los que hoy hace política estaría vivo. Stalin, Hoenecker, Mao Tse Tung, ellos sí que fueron sangrientos. Ellos hicieron desaparecer etnias enteras.
Pinochet sí fue una figura trágica desde el punto de vista del Nacionalismo y mucho más desde el punto de vista del Nacionalsocialismo. Perdió la oportunidad de hacer de Chile un “Pueblo en Armas”, no quiso (o no pudo), generar la Comunidad del Pueblo y tampoco realizó la politización del ejército, con lo cual habría dado un eje de giro a la revolución. Muy por el contrario, guiado por la judería, entregó a Chile a los brazos del poder capitalista liberal y , con ello, judaizó también las castas gobernantes del país, Así el poder pasó de las familias terratenientes, arraigadas a la tierra y acostumbradas y, muchas de ellas, encariñadas con el pueblo pasaron a ser plutócratas, para quienes el pueblo pasó a ser sólo un medio de producción para enriquecerse más y más. El modelo económico también desarraigó a la gente del pueblo desde su tierra y de “hombres de la Tierra”, pasaron a ser proletarios en las ciudades y se embrutecieron en la búsqueda del ideal liberal.
También el ejército sufrió las consecuencias. La última casa militar de origen prusiano con una pequeña libertad de pensamiento, fue destrozada y es hoy judaizada debido a los malos manejos del gobierno militar y a las sucias acciones que se realizaron y permitieron en tiempos del gobierno de Pinochet. Hoy, ya no quedan casi guerreros en el Ejército Chileno. Hoy está lleno de burócratas y tecnócratas a los que les queda grande el uniforme.
Pero, esto se venía produciendo desde hace tiempo, el mismo Pinochet es ejemplo de la degradación del ejército debido a su forma profesional, y probablemente agravada por el elemento picunche que se da en el seno del pueblo chileno, junto al germano puro. Lo peor es que muchos nacionalsocialistas de corazón se dejaron (y se dejan) engañar por el uniforme. La ecuación Nacionalsocialimo igual a militares profesionales es totalmente falsa. Recordemos que los militares profesionales siempre han traicionado al Nacionalsocialimo. Hitler mismo tenía como plan la reforma total del ejército alemán y la creación del ejército político-místico, cuyo ejemplo fueron las SS. El Nacionalsocialismo admira los valores de un ejército nacido de los valores de un pueblo sano y guerrero y no de los ejércitos burgueses creados para la protección de las propiedades de algunos.
Por último, el fenómeno de Pinochet y Lagos sólo nos habla de la absoluta necesidad de líderes que tiene todo pueblo y también nos muestra la pequeñez de las figuras de la política actual.
Por ello, nosotros debemos mirar a la distancia todo lo que ocurre y seguir impertérritos en el trabajo de creación de esos líderes que el pueblo (sano), desea. Nuestra guerra va en otra dirección, mucho más allá de la pequeña política que juegan los “muertos que entierran a sus muertos”.
La muerte de Pinochet no nos toca ni para bien ni para mal.
Welsung
1 Comments:
saludos, visita este blog www.infon.wordpress.com
suerte
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