Welsungsraum

"Hazte fuerte en los viejos sueños para que nuestro mundo no pierda la esperanza". Ezra Pound "Ich lehre euch den Übermenschen. Der Mensch ist Etwas, das überwunden werden soll. Was habt ihr getan, ihn zu überwinden?". Nietzsche

Nombre: Welsung

lunes, octubre 09, 2006

La realidad desde nuestra alma 17


IV.2 La Desigualdad de los Hombres


¿Por qué es superior la tesis de que los hombres son todos iguales? ¡No hay razón para suponerlo! ¿Qué prueba científica existe de que los seres humanos tienen todos los mismos antepasados? ¡Ninguna!

No es sostenible la tesis actual de que todos los seres humanos provienen de los mismos antepasados. La popular historia de que todos los humanos provienen de una familia específica que habría vivido en África hace aproximadamente un millón de años es imposible. Si hubiese habido sólo una familia de homínidos, ésta habría desaparecido en pocas generaciones, consumida por las taras genéticas provocadas por la endogamia. Sólo a través de la exogamia podría haberse salvado esa familia, ¿pero exogamia con quién? Los estudios más recientes sobre el desarrollo del hueso esfenoides, que se ubica en la base del cráneo, aunque aceptan todavía esta hipótesis de una familia original, se han visto obligados a introducir un elemento no deseado en las tesis modernas: Aunque haya sido una sola familia la original, la separación de las razas humanas se produjo mucho antes que lo que dicen los libros de historia del stablishment.

La verdad es que el forzar un origen común es una tarea científicamente mucho más complicada que lo que los historiadores modernos quisieran. Entonces por qué no aceptar una hipótesis mucho más simple: Los humanos, si bien aparecieron a partir de un esquema básico común, tienen orígenes dispares. Si la fuerza creadora iba a actuar, ¿por qué hacerlo sólo en un lugar específico, dentro de un patrón inestable que daría lugar a razas distintas, tan apartadas las unas de las otras? ¿No es más simple pensar que la fuerza creadora desplegara distintos esfuerzos en distintas zonas del mundo? Incluso podríamos pensar que no tiene por qué haber sido sólo una fuerza creadora, una única voluntad actuando coordinadamente a través del mundo. Más simple aún es pensar que hubo muchas voluntades, muchos esfuerzos de creación que intentaron plasmar la idea-hombre con distintos resultados.

Pero más allá de las distintas hipótesis sobre la creación del ser humano, hay ventajas considerables si tomamos en cuenta la intrínseca diferencia entre las razas. Si la tomamos en serio, entonces tenemos razones para respetar la particular forma de ser y de ver el mundo de los distintos pueblos. Por el contrario, si pensamos que somos todos iguales y las diferencias son sólo casualidades del destino, puros accidentes geográficos e históricos, entonces la autoridad se ve con las manos libres para hacer tabla rasa y pasar por encima de singularidades, borrando lenguas, costumbres, forma de ver el mundo, etc. La tan bullada antidiscriminación es un contrasentido si en su base hay una fé en la igualdad intrínseca. El igualitarismo es discriminatorio pues como yo tengo el poder y los demás son distintos, concluyo en forma errónea que la única razón para ser distinto a mí es que los demás son "atrasados".

Sólo una visión racista, en el sentido de entender la diferencia fundamental entre las distintas razas puede tomar en serio la existencia de otros pueblos distintos del propio.

Por ejemplo, en Chile se está por aprobar una “ley contra la discriminación”, en la que se consagra como un delito el definirse como perteneciente a un grupo étnico determinado. Pues bien en cuanto esa ley salga voy a presentar un recurso de protección porque en Chile existen una serie de becas indígenas y los pueblos “originarios” tienen una serie de ventajas ante la ley. ¿Se ve la ridiculez de todo esto? Está claro que nadie me va a hacer caso pues esta ley “contra la discriminación” está hecha para discriminar a los arios. La verdad de fondo es que igualdad y justicia están reñidas en cuanto a razas se refiere. Sólo puedo ser justo con un pueblo cuando tengo en cuenta su singularidad, cuando ayudo a ese pueblo a encontrar su verdadera identidad trascendental y genero un estado capaz de integrar distintas realidades, en vez de tratar de forzar a que todos sean iguales.

Un ejemplo muy práctico ocurre cuando trato de que un mapuche o un aymará sean profesionales tal y como se define según cánones europeos, con una ciencia que fue creada por pueblos europeos durante miles de años en forma totalmente ajena a la historia mapuche o aymará. ¿No es acaso eso una imposición arbitraria? Es nuestra sociedad mercantil, liberal, y que mide el éxito a través de lo económico, la que le exige a todos que tienen que ser exitosos según esos cánones modernos, cánones que jamás existieron en las culturas tradicionales de este país. Todo eso es abominable y como racista que soy me veo en la obligación de defender tanto mi particular genética como la de los otros pueblos que comparten esta tierra. Sólo un estado nacional racista, que tenga en cuenta las particulares diferencias de los pueblos que integran el país, es capaz de traer paz y justicia.

Cierto que lo ideal sería estados que coincidieran con las distintas naciones, pero esa es una tarea que sólo se puede emprender cuando todos los pueblos pueden conversar sobre sus futuros, desde bases de reconocimiento por parte de los demás y de autoconocimiento profundo.

Dentro de pocos años ser orgullosamente ario o mapuche o Aymará ya no será accidental sino que un acto de voluntad y de devoción a nuestros antepasados. Hablo desde el nadir de una raza que muere, mi raza aria, pero también es un grito de agonía de otros pueblos que están muriendo, barridos por el igualitarismo demoniaco.
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¿Hay bases místicas en este accionar de las fuerzas de la destrucción que gobiernan el mundo?, ¿qué ganan ellos al hacer desaparecer las razas? Aunque ya no quería hablar más sobre la divinidad, me veré obligado a hacerlo en el próximo capítulo. Me doy cuenta que aún lo más contingente está marcado por el soplo divino. "Vocatus atque non vocatus, Deus aderit".


Welsung