Welsungsraum

"Hazte fuerte en los viejos sueños para que nuestro mundo no pierda la esperanza". Ezra Pound "Ich lehre euch den Übermenschen. Der Mensch ist Etwas, das überwunden werden soll. Was habt ihr getan, ihn zu überwinden?". Nietzsche

Nombre: Welsung

domingo, mayo 28, 2006

La realidad, desde nuestra alma 10


III. 0 Exordio a la Realidad que nos rodea, ¿Por qué soy Nacionalsocialista?:


Lo primero que tendría que decir es que no me gusta el sobrenombre “nazi”. Esta palabra comúnmente usada por el enemigo, ha escondido la verdadera naturaleza del Nacionalsocialismo. De hecho, el nombre correcto no es ni siquiera Nacionalsocialismo, la traducción correcta desde el alemán es “Socialismo Nacional”. De modo, que lo primero que uno tendría que reconocer es que el Nacionalsocialismo, lejos de ser una corriente reaccionaria contra las fuerzas de la izquierda marxista, representa una alternativa más radical a ese socialismo nacido de las necesidades económicas de una nación burguesa, generando una respuesta basada en las fuerzas vitales del pueblo en su más pura concepción: La Comunidad del Pueblo. De hecho, Hitler mismo se refería a lo que ocurría en Alemania como la “Revolución”. Desde joven, él creía que las insatisfactorias condiciones en las que vivía el pueblo alemán sólo podrían ser superadas tras una revolución nacional, que diera al traste con las estructuras burguesas y las anquilosadas e ineficientes instituciones monárquicas.

De modo que cuando digo que soy nacionalsocialista, lo primero que digo es que soy socialista y luego, que soy revolucionario.

Pero, ¿qué clase de socialismo es éste, que no arranca de la tesis marxista del proletariado y el capitalista? Primero que todo debo aclarar que no soy anticapitalista, no por lo menos contrario el capital que da trabajo y está al servicio de la nación. Sí soy anti capitalista financiero, aquél capital que especula y que a través de enfermizos y malévolos sistemas, puede evitar que el pueblo cuente con el producto de sus trabajadores. Mi socialismo arranca de mi visión de la nación como el conjunto del pueblo, de la comunidad de individuos que tenemos una misma tradición, cultura, sangre e historia, en resumen de mi propia estirpe. ¿Cómo podría yo dañar a mi propia estirpe si estoy conciente de que ellos y yo somo sólo diferentes expresiones de una misma energía vital? He aquí la gran diferencia con el socialismo marxista, pues no hay aquí división entre proletariados y explotadores, aquí no hay diferencias odiosas de clases, aquí no hay revanchismo que pretenda “quitarle a los ricos, para darle a los pobres”. Según este socialismo, no importa la calidad de rico o pobre para que el estado se vea obligado a asegurar igualdad de derechos y posibilidades, porque todos son hijos del mismo pueblo. A los ricos no se les quita nada, sólo se les exige que sus acciones vayan en beneficio de la comunidad, por ello soy socialista, pero no socialista marxista.

El concepto de pueblo es también una gran diferencia entre el Socialismo Nacional y el socialismo marxista. El pueblo no es solamente el conjunto de individos que ha sido proletarizado por el interés demoniaco de alguna oligarquía gobernante, el pueblo es una comunidad nacional diferente de la comunidad burguesa unida exclusivamente por un determinado territorio, constitución política y dependencia económica, el pueblo es una expresión de la energía vital, una forma de realización de una voluntad de vivir que es inalienable y sagrada.

He aquí las primeras razones por las cuales soy nacionalsocialista: Creo en la igualdad de derechos de los miembros de mi pueblo, creo en una comunidad que busca el bienestar social antes que el bienestar de un grupo determinado, por otro lado creo que mi pueblo es una etnia particular que tiene derecho a la existencia dentro de la gran comunidad humana.

Pero faltan algunas cosas importantes:

Ser nacionalsocialista también presupone creer que existe un código ético que distingue a los grandes pueblos de los pueblos pequeños. No me corresponde a mí determinar quién es un pueblo grande y quién un pueblo pequeño, sólo me importa llevar a mi pueblo a las mayores altitudes de la existencia. Para ello, no tengo que mirar el desarrollo ni los ejemplos de otros, sino que debo adentrarme en la realidad de lo que me rodea y de allí sacar las enseñanzas que me dirán el cómo debe mi pueblo desarrollarse. Por eso soy también nacionalista, porque mi referencia no está en la búsqueda enfermiza de superar a otros pueblos según los cánones impuestos desde afuera, mi objetivo es establecer cánones auténticos que corresponden al pueblo al cual pertenezco y avanzar según ellos. Me opongo a todo tipo de globalización que presupone pisotear la particular existencia de mi etnian en pro de un supuesto bienestar universal, que de tan universal no alcanza a nadie en particular.

¿Y qué pasa con el holocausto?

Cuando me declaro nacionalsocialista me veo inmediatamente enfrentado al rechazo de la sociedad debido a la existencia del mito llamado holocausto.

Primero que todo tengo que hacer una diferencia entre el Nacionalsocialismo y su praxis, esto es válido pues todas las doctrinas lo hacen. ¿No lo hacen los comunistas, los cristianos, los liberales, etc? Por supuesto que una fue la Alemania de Hitler en tiempos de paz y muy otra la Alemania en tiempos de guerra. De modo que el declararme nacionalsocialista no me hace merecedor a supuestas acusaciones de genocidio u odio racial, como el ser comunista no me haría culpable de las limpiezas étnicas desarrolladas por los gobiernos comunistas en la Rusia soviética en el Cáucaso o por los gobiernos comunistas chinos en el Tibet o en Mongolia. Tampoco el declararme católico apostólico romano me haría merecedor de acusaciones de torturas durante la inquisición.

Pero, aún asumido el hecho de que yo no puedo ser culpable de delitos cometidos antes de mi nacimiento, debo decir que no creo en la existencia de tales crímenes tal y como son contados por los enemigos declarados de la doctrina que profeso. Efectivamente, años de investigación me han hecho conocer testimonios e investigaciones realizadas por gente absolutamente neutral, e incluso enemiga del Nacionalsocialismo, pero amantes de la verdad. Personajes como Paul Rassinier, David Irving, Robert Faurisson, Ernst Zündel, German Rudolf, etc., me hacen pensar que existen dudas razonables sobre los mentados crímenes de guerra. Incluso, el hecho de que grandes pensadores y poetas como Hamsun, Heissenberg, Pound, Heidegger, estuvieran al lado del Nacionalsocialismo, incluso a costa de sus vidas, fortunas y libertad, hasta el final, me indica que no estoy tan equivocado. Pero sin embargo una ación me indica que los crímenes son falsos, un acto del enemigo es la mejor prueba de que durante el Tercer Reich no existió la política de estado de eliminar a nadie: ¡La prohibición de investigar!. El que esté prohibida la duda, la investigación razonable y científica, es el indicador claro e irrefutable de que se está tratando de ocultar una mentira

De modo que no me afectan las acusaciones de genocidio. Por el contrario, yo acuso al mundo moderno de cometer genocidio con muchas etnias que han desaparecido o están desapareciendo debido a la entelequia denominada globalización. ¿Acaso no fueron los enemigos del Nacionalsocialimo los que practicaron la esclavitud, las limpiezas étnicas? ¿Dónde están los antiguos apaches, incas, yaganes, etc? ¡Desaparecieron en nombre de la cristiandad y modernidad!

Pero el nacionalsocialismo no es democrático:

Cierto, no lo es en el sentido burgués de un hombre un voto, y con sufragio universal. Pero, ¿no ha sido la mentira del sufragio universal el caballo de batalla de las oligarquías? Justamente una población desinformada es voluble e influenciable, es por ello que junto al sufragio universal, los poderosos de hoy propugnan la ignorancia generalizada. Las elecciones burguesas no son más que “circo para el pueblo”. ¡¡Si tan sólo le dieran también pan al pueblo!!


¿Cuál es entonces la alternativa a la democracia, una dictadura?

Siempre se ha pretendido que el Nacionalsocialismo fue una dictadura, debido a que se declaró la existencia única del partido Nacionalsocialista. Pero se ha mentido en el hecho de que esa unicidad no afectaba la participación ciudadana, pues ya no eran los partidos políticos con sus políticos profesionales los que debía llevar la voz del pueblo al gobierno. En el Reich existía un senado, la diferencia es que ese senado no estaba lleno de políticos ociosos, estaba lleno de trabajadores representados a través de los sindicatos y corporaciones. Un senado que trabajaba (y de verdad), en los temas que conocía, ¡hermoso! ¿no?.



¿Y el racismo. Y la pretendida superioridad aria? ¿Qué queda para los pueblos de Hispanoamérica?

La palabra Volkischer no se debe traducir directamente como racista en el sentido que lo entienden los norteamericanos, los franceses o los ingleses que practicaron un racismo criminal. El Volk es el pueblo, y en particular el “pueblo alemán”. En el sentido originar ser volkischer significaba ser popular en cuanto al pueblo alemán, es decir tratar de recuperar al país y a sus instituciones para el pueblo alemán en Alemania. ¿Pero, no hay algo más lógico que eso? ¿No lo dicen todos los movimientos de izquierda que luchan por impedir la influencia extranjera, especialmente la yankee imperialista? Entonces no veo el problema para luchar por una Alemania alemana, como no existe problema en luchar por una España española. Ahora que es verdad que en América Hispana se nos presenta un problema pues existimos mezclados en nuestros países descendientes de europeos y descendientes de pueblos que llegaron antes a América. La solución es comprender que estas gentes no tienen por qué cuadrar en un mismo esquema generalizado. Los mapuches no deben ser sólo motivos a cantar en supuestas canciones patrióticas, para después ser ignorados o menospreciados en las leyes y acciones reales del gobierno del país. Lo mismo con todos los otros pueblos. Chile, tal como los otros países de Hispanoamérica debieran comprender su hetereogenidad y más que pretender una modernización y yankeelización a ultranza, debieran asegurar la persistencia de esas culturas.

El Nacionalsocialismo es racista, en el sentido de que las razas son algo que hay que respetar y defender, ya sea la raza aria o la raza mapuche. Esta concepción de racismo es muy diferente al Ku Klux Klan o las idioteces pregonadas por yankees gordos y descastados.

Pero el Nacionalsocialismo es fundamentalmente Praxis:

Efectivamente, cuand Hitler subió al gobuerno después de ganar la elecciones, la pregunta apremiante era: ¿cuál será su política económica? La respuesta fue: No tenemos tiempo para pensar en teorías, ¡hay que darle empleo a siete millones de cesantes! Y así se hizo. En menos de tres años Alemania, el país derrotado y en banca rota, era una potencia económica, cultural, industrial. A diferencia de lo que dicen nuestros enemigos, no era una potencia miltar, de hecho estaba muy atrasada respecto a los esfuerzos desarrollados por sus enemigos, y eso se notó durante la guerra y tuvo consecuencias fatales.

¿Y la libertad individual?

La libertad es una de las palabras más prostituidas en nuestro mundo. Los enemigos del Nacionalsocialismo hablan a cada rato de la Libertad. ¿Para qué es la libertad? Eso jamás se dice, con lo que la llamada libertad degenera en libertinaje, en egoismo a ultranza, en daño para la sociedad toda. Libertad guiada hacia ideales superiores, hacia metas que lleven a cada individuo a superarse a sí mismo, a generar verdaderos Hombres y Mujeres libres, libres incluso de su antojo descarriado, ¡Esa sí es libertad! Por ello el objetivo individual del Nacionalsocialismo es crear Personas libres, Héroes capaces de afrontar su propio destino y no gentes quejumbrosas y nunca satisfechas, niños grandes siempre ansiosos de lo que no tienen, con pataletas de infante al menor problema que enfrentan.

¿Y los neonazis?

La mayor parte de ellos son pobres diablos ignorantes y tan débiles como personas, que necesitan cubrirse con el manto de una doctrina fuerte para poder “ser alguien”. De partida, para ser “neo”, habría que ser capaz de realizar modificaciones, variaciones inteligentes sobre una doctrina dada y estos tipos, en general, son apenas neanderthalienese que no saben ni siquiera pensar. Por ello yo no soy neonazi, ni siquiera “nazi”, como lo expuse al principio.

El Nacionalsocialimo fue arrasado, no quedó nada, de modo que poca responsabilidad puede tener sobre psicópatas que usan sváticas, como poca responsabilidad tiene la iglesia católica sobres los criminales que usan una cruz o los comunistas sobre los que destruyen las calles con efigies del Che Guevara en sus banderas.

Rechazo a los neonazis, sus ideas (si es que tienen alguna), y su violencia sin sentido. No rechazo la violencia cuando ésta es expresión de autodefensa, pero la matonería está muy alejada de los ideales del Führer.

Eso no es todo:

¡Claro! Las razones y argumentos son los que caben en unas cuantas páginas y que no alcanzan a aburrir al lector moderno acostumbrado a leer best sellers. Hay más razones, pero la principal es que yo nací Nacionalsocialista, que a los tres años de edad llenaba la casa de mis padres con svásticas. Y he aquí el misterio más profundo: “El que ha visto en el Nacionalsocialismo sólo un movimiento político, no ha entendido nada” ¡Hay más! Mucho más, y ese "más" está relacionado con la mística. En lo profundo, el Nacionalsocialismo está relacionado con las antiguas leyendas arias, con todo un mundo maravilloso, con lo que hoy en día llaman “realismo fantástico”. Sobre eso hay mucho que decir, pero éste no es el escrito correcto, esa arista vendrá en otro documento.


Heil Hitler !!

Sieg Heil !!

lunes, mayo 22, 2006

La realidad, desde nuestra alma 9


II.6 El Héroe:

No todos los hombres son iguales, ¡claro que no!. Hay seres humanos que participan activamente del arquetipo del héroe, esta fuerza los toma, los eleva a los más altos estratos del ser y luego, como todo héroe, se apaga abruptamente. Sin embargo el héroe es aquél personaje que vive en nosotros y que nos ayuda a seguir el camino aunque todo esté en contra, nos dice que más allá de lo racional, lo importante es la batalla y no el resultado.

La figura del héroe mitológico, en general es presentada como un personaje que no cabe dentro de los cánones aceptados de hombre superior de la sociedad en la que desenvuelve, incluso es mal mirado porque a menudo se trata de un verdadero patán. Sin embargo, la mitología nos enseña que los hombres predestinados nacen en cualquier estrato y que no es la educación, sino que lo “que se lleva adentro”, lo que realmente cuenta para triunfar en el camino. Así, Siegfried es educado por un herrero y gusta de la vida salvaje, Parzival es un huérfano criado en el bosque y que no sabe nada de caballería, Arturo mismo es criado como escudero de su hermanastro. Por lo tanto, no es la cultura enciclopédica la que es capaz de dar a luz a un héroe, es su propio valer.

Otra característica es que el héroe normalmente debe forjarse a sí mismo, Parzival se ve obligado a aprender sobre la marcha las virtudes y habilidades de un caballero, aprende en un mes lo que a los otros les lleva años. Lo mismo con Arturo, jamás criado para convertirse en rey, debe aprender en cuestión de días, lo que necesita para gobernar una nación. Siegfried, que nunca había aprendido el arte de la herrería, se ve obligado a rehacer, él solo, la espada Nothung, pues sólo él puede recuperar lo que estaba hecho pedazos. Aquí hay un secreto escondido: nadie puede unir por nosotros aquello que en nuestro interior está escindido. NO hay recetas ajenas, no hay magias ajenas, el arte regio procede de nuestro interior.

¡Qué diferencia con el hombre común! Los hombres comunes se ven obligados a aprender durante años una técnica, perfeccionarla día a día, mientras día a día también, olvidan la mitad de lo que aprenden. El héroe no, a él le es connatural la habilidad.

Todo verdadero héroe debe pasar una o varias pruebas en las que debe enfrentarse a sí mismo, a sus mayores temores. La típica visita al infierno, la muerte iniciática, la lucha con un animal mitológico, son elementos que son necesarios para la transformación del héroe, de ser humano a ser divino o semidivino. l ejemplo más claro en el Occidente cristiano es el descenso de Cristo a los infiernos, desde los cuales surge victorioso. Otros ejemplos son también Wothan, que debe crucificarse e el Ygdrassil y herirse a sí mismo para encontrar la sabiduría. Ulises debe bajar también a los infiernos para encontrar su camino. Hay un punto en que todo héroe sufre el peligro de muerte si no es capaz de superar la prueba.

Luego viene el triunfo, la consagración, la conquista de Grial, del Tesoro de los Nibelungos, la construcción de Camelot, etc. Todo ha llegado a su punto cúlmine, toda meta ha sido cumplida. Es entonces que empieza el descenso del héroe, su figura se empequeñece en el mar de la envidia, de la traición, como en el Rienzi de Wagner, y finalmente el héroe debe morir. Normalmente su muerte es brusca y durante su juventud, o por lo menos mientras aún es capaz de mantenerse en combate. No hay héroes que mueran en el lecho de anciano.

La figura del héroe es la que nos ayuda cada día a reforjarnos a nosotros mismos, es el arquetipo que bulle por saltar de la cama un día e ir a combatir en guerras idílicas, es el que nos hace inmolarnos en aras de un ideal. Pero por esto mismo es un arquetipo peligroso, pues nosotros no vivimos en el mundo heroico, vivimos en el mundo rutinario de nuestras vidas mínimas. Un acto heroico puede conllevar la muerte real de la persona y ello no es el objetivo que buscamos ¿cierto? Por lo menos no aún...Sin embargo, sin esa cuota de heroísmo, nuestra vida se vuelve vacía, acomodaticia, rancia, pues le falta la frescura del peligro, del lanzarse a toda costa, aún contra todo cálculo.

Una de las razones de la abundancia de grupos de jóvenes que deambulan por las calles en grupos que practican la violencia, el hecho de que los niños se vuelquen hacia los héroes de TV, del cine o de juegos de computadora, es lo chato de nuestras vidas. Nuestra sociedad no permite a los niños y jóvenes ser héroes, de hecho las voces pacatas y burguesas ponen el grito en el cielo cuando la juventud realiza actos violentos y no entienden por qué de esto si la violencia “no es connatural al hombre moderno”. Pues esto es una gran mentira, los jóvenes no quieren más dinero, más autos o carreras profesionales exitosas, los jóvenes quieren ideales por los cuales entregarse por entero y morir si es posible por ellos. Los jóvenes no tienen claro cuáles pueden ser estos ideales y por ellos son llevados por la ola de turno y sacrifican sus vidas, su libertad en estupideces, pero la culpa la tiene nuestra sociedad cobarde, chata y burguesa.

Si a la juventud se l diera la oportunidad del heroísmo, si se comprendiera que la violencia es necesaria y se aprendiera a encauzarla, en vez de andar gritando como vieja histérica y amenazar a cada rato con las demanda judiciales, nuestra sociedad sería mejor. Pero nuestra sociedad se ha vuelto cobarde y timorata, pues hoy todo se ve a través de los abogados, de lo comercial, de las compensaciones económicas. Hoy una afrenta no recibe un buen golpe en el rostro, recibe una demanda.

NO es posible detener la violencia juvenil pues los jóvenes quieren ser detenidos, enfrentados, golpeados, para poder decir que hicieron algo en sus vidas , algo más que simplemente ganar dinero y llevar una vida mediocre. Hay héroes dispuestos a surgir en muchos jóvenes, en la mayoría, pero están siendo aplastados, transformados en delincuentes o en economistas y abogados, que es lo mismo que ser delincuente, pero cobardes.

martes, mayo 16, 2006

La realidad, desde nuestra alma 8


II.5 El Sí mismo:

Lo que puede ser nombrado no es el Tao...

Es el círculo cuya circunferencia está en todas partes y su centro en ninguna.

El logos espermaticus que crea toda la realidad

El buda que hay en tí

El ojo de Wothan en la fuente de Mimir

Wothan mismo

La piedra filosofal

Cristo para occidente

Buda para oriente

El preste Juan que gobierna o debería gobernar al mundo desde Agharti.

El tercer ojo

El Grial

La flor de oro

El tesoro al final del arco iris


Formas distintas para referirse a aquello de lo cual no puede uno referirse. El Sí mismo es una potencia de existencia, un punto virtual que debe llegar a ser desarrollado. Sin embargo es sobre este punto que los cuatro elementos de la psiquis se apoyan , giran y dan dinámica a la vida. Pareciera que este punto domina también sobre la flecha de tiempo pues aunque aún no lo hayamos encontrado, no hayamos llegado hasta él y no nos hayamos unido a él, tiene influencia sobre nuestro presente, sobre todo a través del anhelo.

El Sí mismo o Selbst junguiano representa un punto equidistante entre la conciencia y la inconciencia, es ese algo que lo domina todo y que es capaz también de conectarse con los antepasados, con la esencia última del ser.

El gran destino del camino de individuación es llegar a poner el centro de nuestra psiquis en coincidencia con ese punto inaccesible a través de la razón y la conciencia. Si sólo intentamos un camino lógico, veremos una pequeña parte del Selbst y lo más probable es que sólo lo entendamos intelectualmente sin jamás llegar a vivirlo. Si por el contrario tratamos de acceder a él sólo a través de la parte irracional, llámese fé o mística, corremos el riesgo de quedarnos sólo en una imitación o en un gesto vacío o, por otro lado, caer en una fusión total que eliminará nuestra individualidad. Eso sería lo mismo que no haberlo encontrado pues si no somos concientes de un acto, ello equivale a no haberlo vivido.

La humanidad ha vivido siempre corriendo tras “algo”. Existe una angustia eterna que consume a los grandes pensadores y buscadores de la humanidad toda. Las grandes religiones dieron respuestas para la gran masa y hoy la respuesta está dada en forma laica a través de la tecnología y la economía con su “felicidad eterna”, con su mundo virtual. Sin embargo sólo son engaños para evitar que la gente despierte a la verdadera búsqueda. Podría decirse que esto es malo en sí, pero existe un asomo de justicia en ello pues sólo aquellos que son capaces de despertar solos y persistir en la búsqueda a costa de cualquier sacrificio, sólo aquellos que no se queden acomodados en alguna respuesta parcial que encuentren en el camino, sólo ellos podrán encontrar al final del camino el Santo Grial que andan buscando. La naturaleza es jerárquica, no todos los hombres son iguales y no todos son capaces de exigirse a sí mismos la soledad y la desesperación que conlleva el camino.

Sin embargo esta búsqueda es lo más importante en una vida, podría decir que es lo único que vale la pena hacer en esta vida; pues la recompensa, si bien inimaginable, claramente está a la altura de los sacrificios. Si hemos de creer en las historias de las distintas tradiciones, el encontrar el “objeto sagrado” equivale a transformarse en Dios mismo, es igual a existir eternamente y simultáneamente en todas las existencias posibles, es vivir todas las posibilidades de una vez.

¿Cómo lograr este objetivo? Eso es algo que está dicho en todas partes y en ninguna, obviamente los antiguos creían que haciendo el Camino de Santiago, por ejemplo, se podría obtener una visión del objeto, pero nadie ha explicado cómo debe hacerse esa peregrinación, pues está claro que no basta con caminarla. Tampoco se sabe a ciencia cierta qué es lo que hacían los alquimistas y corremos el riesgo de quedarnos en la pura metalurgia,por supuesto no se trata de meterse a un convento lamaísta para encontrar lo perdido. “Ni por mar ni por tierra” se encuentra el camino, sin embargo es un camino que debemos recorrer antes de que sea tarde.

Cada día el camino está más escondido pues la sociedad en que vivimos abomina de que los humanos lleguen a superarse a sí mismos, que logren una vida de significado. Los sistemas económicos quieren hombres hormiga trabajando para acrecentar el poder personal de quienes dirigen y por ello la estupidización de la masa es la punta de lanza del sistema. Se trata de convencer a la gente de que lo virtual, lo tecnológico es lo que ellos andan buscando, sin embargo cada día vemos que el ansia corroe a la gente que está siempre insatisfecha, vemos a las juventudes buscando supuestos paraísos a través de la anarquía y la droga, todo ello porque el sistema ha logrado ocultar el verdadero objetivo de la vida humana.

En lo personal, lo que debemos hacer es buscarnos a nosotros mismo, tenemos que investigarnos a nosotros, objetos de estudio y al mismo tiempo aprendices que maestros. Hay un maestro en nuestro interior, el Selbst es capaz de influir hacia atrás, hacia el “antes de ser”. Pero sus señales están en los sueños, en los imposibles. Seguro que nos ha hablado pero jamás lo hemos escuchado, aunque el Selbst quiere ser encontrado, pues “la divinidad quiere que el hombre llegue hasta ella”. Lo divino no adviene, no se desarrolla sin la “contaminación” de lo humano. La divina y eterna perfección es divino y eterno aburrimiento sin el lamento perturbador que sube desde los fondos, sin este gusano que se ha ido metamorfoseando a sí mismo hasta parecerse a su Dios, a aquello que aún no existe y sin embargo que está al principio de los tiempos.

Las religiones lo saben, o lo sabían, sin embargo han escamoteado esta verdad a los ojos de los hombres y sólo unos pocos han recordado pues esta verdad se escapa por entre los dedos de quienes quieren acallarla.

No es necesario buscar afuera, todo el universo se esconde en cada uno de nosotros pues en esencia somos iguales al universo, luego en cada uno de nosotros habita la posibilidad de lo imposible.

El equilibrio está roto en nuestra sociedad, no existe una figura superior a la que aspirar en nuestra nueva visión de la humanidad, no hay ideales hacia los cuales ir. Todos son iguales, todos son valiosos, todos deben aceptarse tal y como son y los esfuerzos hacia la grandeza ideal son mal mirados. Cuando alguien quiere hacer y no ya sólo decir respecto a la propia superación, es mirado con desconfianza pues se teme que quiera predicar al Superhombre de Nietzsche y lo pulgones que invaden nuestra Tierra se sienten horrorizados. Ellos, tan cómodos en sus lechos tibios, si heroísmos sin grandes gestas. El heroísmo es sólo virtual, así siempre se puede comprar otra ficha y ganar otra vida. Pero es el héroe el que puede llegar a construirse a sí mismo,construir o reconstruir al Sí mismo, sólo el héroe, jamás el burgués y menos el burgués del espíritu.

Pero sobre el héroe hablaremos en el próximo capítulo.

domingo, mayo 07, 2006

La realidad, desde nuestra alma 7


II.4 La cuaternidad y la totalidad

“Uno, dos , tres... pero, por cierto, querido Timeo, ¿dónde está el cuarto...?”


Una de las grandes obsesiones de la humanidad es la Totalidad. Hoy buscamos la totalidad en las ciencias sociales, en la historia, pero sobre todo en la Física, en la ciencia que busca las raíces del todo, la Teoría del Todo.

Puedo hablar “ex cathedra” desde la Física y observo que uno de las grandes cacerías en las que está involucrado un gran número de científicos es la búsqueda de la Teoría del Todo. Una teoría que de cuenta de la totalidad de las cosas. Pero si uno se detiene un segundo a pensar, debería preguntarse: ¿quién asegura que tal teoría existe? ¿Por qué vamos detrás de algo que ni siquiera sabemos si es real?

La gesta tras esta teoría tiene ribetes tan misteriosos como fueron las gestas y aventuras tras el Grial, tras el Dorado, tras la Ciudad de los Césares. Nadie sabía si tal cosa existía, pero se dedicaron esfuerzos, vidas enteras a buscar aquello que parecía ineludiblemente imposible de alcanzar.

Pareciera que nuestra mente “sabe” que existe una totalidad trascendente, una figura o idea de la totalidad, pero al mismo tiempo intuye que esta totalidad no es alcanzable por medios tradicionales, que esta totalidad ineludiblemente nos lleva por caminos no recorridos por pie humano con vida.

Según las teorías junguianas , la totalidad siempre se ve identificada por una estructura de tres más uno. Es decir, la totalidad se encuentra formada por tres formas, direcciones, formas, comprensibles por la lógica. Más una que no es alcanzable por métodos normales. “Padre, hijo y espíritu Santo” es la receta cristiana mientras se realiza la “señal de la cruz”. Sin embargo si somos sinceros, sabemos que estamos mintiendo, que de alguna forma no estamos diciendo toda la verdad pues “Padre, Hijo y Espíritu Santo” son sólo tres personas y la “señal de la cruz” contiene cuatro elementos. Es un recurso barato el dividir al tercer elemento en dos palabras, obviamente hay ahí alguien a quien no se quiere mencionar: ¿Quién?

La respuesta obvia, pero difícil de admitir es: Satán, Lucifer, el obscuro, el que porta la luz en medio de la obscuridad. Por supuesto que si incluimos a Lucifer, la cuaternidad, los cuatro puntos cardinales estarán completos.

¿De dónde viene esta cuaternidad? Una respuesta viene de nuestra propia vivencia de cuatro direcciones: Adelante, a la izquierda, a la derecha y...atrás, lo que no vemos lo que está oculto a nuestra conciencia. Cuatro son también las funciones que identifica Jung como las funciones de la mente:
El pensamiento, la sensación, el sentimiento y la intuición.

El pensamiento se puede identificar con el pensamiento lógico, la sensación como las sensaciones pragmáticas que recibimos desde el mundo que nos rodea, el sentimiento como aquella función que nos pone en contacto con los seres que significan algo para nosotros, y además está la intuición, una función bastante rara en el mundo actual, que está dominado por la sensación , lo que nos dictan nuestros sentidos.

La realidad parece estar siempre en un juego inestable entre tres y cuatro elementos. Tanto es así, que siempre el símbolo de totalidad parece estar marcado por un número cuatro o por un número que sea una combinación de tres por cuatro. De hecho, cuatro son las estaciones del año, doce son los fermiones conocidos por la física, doce son los signos del Zodiaco, doce son los caballeros del Rey Arturo, y de hecho el número trece es el asiento “peligroso”, el que rompe la simetría.

Tengo en mi casa una figura de la Trimurti cuando me preguntan por ella, siempre hablo de la Tetramurti. ¿Pero, una, dos, tres caras, dónde está la cuarta? La cuarta es aquella que está aún dentro de la roca, aquella que no ha sido revelada, la que no ha sido esculpida, la que no se ve, pero que representa la firmeza, la integridad, la unidad de las demás.

Cada vez que enciendo un incienso frente a la trimurti, no puedo olvidar al cuarto rostro, aquél que finalmente le da unión a las otras tres que pueden verse, la que “piensa por las demás”.
Así, dentro de la claridad de nuestra vida cotidiana, siempre se “cuela” la cuarta, o el cuarto, aquél que no está en los cálculos. Es por esta razón por la que el enemigo no puede ganar, es ésta la razón por la cual el enemigo está siempre nervioso, porque existe una faceta que él no controla, que está más allá de la lógica, más allá de las sensaciones o de los sentimientos que tan bien sabe controlar. Hay una fuerza que está más allá de todo control, y esa fuerza finalmente puede dominar nuestra vida.

jueves, mayo 04, 2006

La realidad, desde nuestra alma 6


II.3 La sombra.

El aspecto con el que menos nos atrevemos a lidiar es con la sombra. El inconsciente no sólo contiene todas las fuerzas vitales de la humanidad; al ser también herencia de toda ella incluye las características de todo lo perverso, cruel, traidor, despiadado, etc., que los hombres han podido ser desde que la humanidad existe sobre la Tierra. Por ello, en nuestro propio interior se encuentran las potencialidades tanto para la creación como para la destrucción. Pareciera que lo correcto es huir y cerrar las puertas a la influencia de ese aspecto de la humanidad que nos rodea y que también tiene su semilla en nuestro interior.

Sin embargo, las evidencias históricas demuestran que el tratar de negar las características obscuras de los individuos y las sociedades no ha hecho más que exacebar la fuerza de lo destructivo. Así vemos que en el seno de las comunidades más puritanas se producen los crímenes más atroces, que muchos de los más depravados asesinos son religiosos enfermizos que tratan de apagar toda luz de posible obscuridad o tentación de caer en el “pecado”. Aún el más abstemio y célibe de los religiosos o moralistas puede un día determinado “perder el control” y golpear o asesinar a su propia familia. Cerrar las puertas a aquello que le tememos no es más que tenderle una invitación para que algún día eche abajo las puertas que hemos acerrojado, e invada nuestra vida con la mayor cólera y llenándola de destrucción. Mientras más nieguen las sociedades y los individuos la existencia de los instintos como la sexualidad, la violencia, etc. Mayor es el peligro de que esa sociedad genere conductas agresivas y sexualmente aberrantes. Por otro lado, no es la abstinencia sexual la que salvará nuestra alma. Vemos en el Parzival de Wagner que a Klingsor de nada le sirve castrarse para entrar en la comunidad de los caballeros custodios del Grial. No es la negación la respuesta, por el contrario la negación sólo empeora las cosas.

No significa esto que debemos permitir que estas energías tomen el control, de ninguna manera, el camino que buscamos es el que lleva a un control de toda nuestra casa psíquica, de todo nuestro ser. Claro que hay que recordar que no es éste, mi yo cotidiano, el que podrá tomar el control sino que ese centro virtual que tenemos que construir: el Sí mismo, el Selbst. Pero entonces, bajo esa premisa, lo que tenemos que hacer es tratar de sublimar nuestros instintos, domarlos, hacerlos trabajar a favor de nuestro proyecto de vida. Esto que es muy fácil de escribir, es muy difícil de realizar. Claro, por principio a nadie le gusta aceptar que pueda existir la menor semilla de aquello que abominamos en nosotros mismos, pero es que ¿no somos humanos? No podemos negar que así como amamos de la forma más sublime, también somos capaces de odiar de la forma más terrible. Pero debe depender de nosotros el dar rienda suelta a los estados de ánimo, a esa energía que fluye desde lo prfundo de nuestro ser. Es nuestro deber para con nosotros mismos el ser capaces de bajar a las alcantarillas de nuestra “ciudad psíquica” y oler el ambiente que se vive allí. No nos quedaremos más de lo necesario, echaremos sólo un vistazo y cuidaremos que lo que tiene que fluir allí, lo haga eficientemente. Al volver del infierno, tal como en las distintas mitologías deben hacer los Dioses y héroes, volveremos fortificados, podremos erguirnos, aún desde nuestros más bajos fondos, para alcanzar alturas impensadas. Por que para que la copa de unárbol toque el cielo, sus raíces deben hundirse en el infierno.

Los pueblos antiguos sabían bastante de estas cosas y celebraban a sus deidades de la fertilidad, del éxtasis en diversos carnavales que permitían relajar esas energías y así aprovecharlas para una mejor realización del individuo y la sociedad. Es con la llegada del cristianismo que todo eso se perdió. El dios cristiano tiene el defeto de poseer sólo un faz, es cojo en el sentido de que no es capaz de dar justificación ni utilidad a los instintos. Por culpa de él, todo lo que fuera instinto, naturaleza, fue repudiado y se produjo la castración en masa de Occidente. Lo que eso acarreo lo sabemos todos: la inquisición, las quemas de brujas, herejes, etc. El dios unilateralmente luminoso encendió hogueras por todo el horizonte cristiano, la naturaleza y una de sus creaciones más poderosas, la energía sexual, fue reprimida, odiada, al punto de que nuestra sociedad aprendió a destruirla hasta en sus cimientos, y así vemos hoy que toda la Tierra está siendo dstruida en aras de una supuesta higiénica, moral y muy ética civilización, misma que permite que cientos de niños mueran de hambre, mientras que otros engordan hasta morir.

La negación del lado obscuro de la vida nos ha llevado a convertir los funerales en verdaderos shows, a los muertos se les entierra rapidito para que no molesten nuestra permanente fiesta, a pretender que somos inmortales, a alargar la infancia hasta los treinta y más años, eludiendo toda responsabilidad. Sin el abismante rostro de la muerte, la pobreza o el hambre, la vida se ha convertido en un eterno gozo sin límites. Pero como hemos dicho, la energía del lado obscuro no se puede eliminar y está siempre a la vuelta de la esquina para saltarnos encima convertido en pandillas, barras bravas, asesinos psicópatas, guerras, etc.

En lugar de pretender que los humanos somos poco menos que ángeles y que no odiamos, deseamos, etc. Lo correcto sería crear las instancias para que esas energías se canalicen. Vida rural, al aire libre, donde existan ideales de superarse a sí mismo en un enfrentamiento real y no virtual con las fuerzas de la naturaleza. Juegos de competencia, donde se puedan desahogar las ansias de soltar las energías propias de la juventud, etc. Pero qué es lo que ofrece la sociedad ahora: se les dice a aquellos jóvenes que tienen edad para crear, procrear, construir y ser héroes, que deben reservarse para después, siempre después. Que primero logren una estabilidad laboral y económica que nunca llegan, que la realización profesional que nuca se concreta porque no hay trabajos suficientes, etc, etc. ¿Y qué obtiene la sociedad? Jóvenes que andan buscando el peligro, jóvenes que pierden sus vidas en las drogas, en el sexo a destajo, simplemente porque nadie les ha enseñado a tratar con ese lado obscuro de ellos mismos que todos se empeñan en negar. Jóvenes sin guía, sin ideales, sin metas, en una sociedad chata, que no anhela ni siquiera la maldad.

Por último, en un supremo esfuerzo por negar lo evidente, las sociedades modernas se auto colocan en un sitial de alta moralidad y claridad, y para explicar la existencia de lo que ellos rechazan, buscan siempre a un chivo expiatorio de turno. En la edad media eran las brujas y el diablo las causas de todos los males, en el siglo XX eran el nacionalsocialismo (eterno y lucrativo chivo expiatorio), o el marxismo según conviniera más, hoy es el Islam. De más está decir que nadie es totalmente perverso y nadie es totalmente bueno, la gran diferencia está en la calidad de los seres que cada sociedad es capaz de crear, en la capacidad de generar seres superiores, dueños de sí mismos, capaces de aceptarse y dominarse en todos sus aspectos, hombres totales, super hombres. Desde ese punto de vista, la actitud histérica de occidente (aunque ya no es ni la sombra del occidente clásico), no puede hacer sino producir un contra flujo de las fuerzas naturales, que llegará a borrar toda vida sobre la Tierra, si no se detiene antes.

La sombra que avistamos temerosamente desde nuestro dormitorio en la noche, tal vez no sea más que una causa inocente deformada por la maldad que habita en nuestro propio interior.


continuará


Welsung