Welsungsraum

"Hazte fuerte en los viejos sueños para que nuestro mundo no pierda la esperanza". Ezra Pound "Ich lehre euch den Übermenschen. Der Mensch ist Etwas, das überwunden werden soll. Was habt ihr getan, ihn zu überwinden?". Nietzsche

Nombre: Welsung

sábado, septiembre 23, 2006

La realidad desde nuestra alma 15


III.5 La actitud ante la divinidad:

Con este capítulo termino los escritos referentes a la recuperación de la esencia de nuestra estirpe. Los siguientes escritos se referirán a la situación contingente. El análisis de la realidad que afecta directamente a nuestras vidas desde el mundo de la política, de la economía, etc., pero sin perder el rumbo de los escritos.

Vamos ahora a la pregunta más complicada respecto a la realidad que nos rodea desde el punto de vista de lo trascendente. ¿Cuál es la actitud correcta frente a la divinidad? Y con ello me refiero a la relación que debemos guardar con ella, el nivel y carácter del diálogo con ella.

La actitud que más conocemos y que abunda en el mundo que nos rodea es la del tipo transaccional o mercantil: Si me porto bien (eso quiere decir según los cánones de la divinidad en cuestión), recibiré ciertos favores por parte de ella. Si no me porto bien, entonces esa divinidad puede vengarse en mí o en los que yo amo. O, en otras versiones, algún principio oscuro (divinidad al fin y al cabo), puede aprovechar mi alejamiento del bien para los tenebrosos planes que guarda para el mundo.

Sin embargo esa actitud que es buena para un primitivo humano hundido en un bosque, cuya psiquis aún no se despega totalmente de inconsciencia del universo, no puede ser mantenida más. Nosotros, hombres modernos y además, arios que vamos (o íbamos), a la delantera de la individuación, de la creación del Hombre como Ser Total, dador de consciencia a la realidad, debemos abandonar esta actitud transaccional, mercantil de ver a la divinidad.

Por otro lado, no somos inocentes y sabemos que este sistema nunca ha funcionado así, con esa simpleza con que se presenta. Como ejemplo se puede citar un texto que aparece en el libro de Mircea Eliade “Historia de las ideas religiosas”, texto conocido como el Eclesiastés babilónico o “Diálogo acerca de la miseria humana” escrito hace como tres mil años atrás:

"En cuanto a mí, ¿he olvidado los sacrificios? -No. He rezado a los Dioses. He presentado los sacrificios prescritos a la Diosa". Desde su niñez, este hombre justo se ha esforzado por comprender el pensamiento de Dios, ha observado a la Diosa humildemente y píamente. Sin embargo “la divinidad ha dado escazes en lugar de abundancia". Por el contrario, es el malvado, el sin Dios, quien ha adquirido riqueza. La gente "escucha la palabra del hombre prominente, experto en asesinatos, pero desprecian al humilde que jamás ha cometido violencia alguna". El malhechor es justificado, el hombre recto es puesto aparte. Es el bandido el que recibe el oro, mientras el débil es dejado morir de hambre. El hombre torcido es fortalecido, el débil y casto debilitado aún más.”

Por otro lado sabemos que los atenienses morían ante la estatua de Atenea cundo más la necesitaban, incluyendo a Pericles. En la Edad Media los europeos morían por cientos de miles durante la peste mientras portaban las figuras de sus santos y vírgenes. ¿Qué indica esto? Uno podría tomar el camino de que la divinidad no existe, que no es más que un cuento de viejas para ayudar a los niños a entender el mundo que les rodea. Sin embargo, sabemos que si bien nuestros antepasados erraban en el cómo, no estaban equivocados en el sentido de la Gran Ansia: la Divinidad. Tal vez soy un poco budista en este sentido, creo que la Divinidad se encuentra en el principio y en el final de la vida humana, mirando desde lejos, demasiado como para intervenir, cómo nosotros, parte de su ser que se mueve en el hacer, damos la batalla que decide el destino de ambos. En ese sentido, me parece acertada la mitología nórdica en que todo el devenir se encierra entre el momento de la creación del orden del mundo por los Dioses y la reaparición de los dioses jóvenes en el campo de Ida, donde encuentran las fichas con que se jugaba aquél juego del que nadie sabe su naturaleza, pero que era lo que jugaban los Dioses antes de saber nada respecto del mal. Estos Dioses jóvenes ya no son iguales a los antiguos, porque ahora "saben".
Toda la historia se vuelve un medio para dotar a la divinidad de conciencia, para ello debe enfrentarse con su lado obscuro, que ni siquiera sospecha. Pero esta es la historia también del hombre, el hombre que recorre todo el camino, hasta el final y que no se queda varado en la admiración del momento o de la fuerza de lo divino.

La razón por la cual escogí el nombre de Welsung está relacionada con la comprensión de este destino. Efectivamente, en la canción Welsunga, sobre todo en la versión Wagneriana, aparece una nueva visión: Todo comienza con lo divino (El oro del Rhin), poco a poco la acción se vuelve más y más humana hasta que llega el momento del Héroe Welsungo, Siegfried. Es él quien es capaz de enfrentar al progenitor de su estirpe, porque lo ha superado, es él el que ha conseguido lo que el Dios no puede, porque (lo dice Wothan), todo debe ser hecho por el Héroe sin ayuda alguna (de ahí la muerte de otro modo inexplicable de Siegmund). Sin embargo en su acción, el Héroe (sin saberlo), ha redimido a la Divinidad, ha cumplido la misión de dar a la Divinidad un sentido y una historia.
Claro que la última parte nos advierte de lo que Jung llama el Hybris. Siegfried ha ido más allá de lo que le correspondía, no ha averiguado o entendido el verdadero sentido del anillo y por ello se vuelve a mezclar en el mundo de los hombres, donde la corrupción original ha extendido su brazo y es atrapado por su inocencia. Digamos que aún a Siegfried todavía le faltaba la perspicacia necesaria para no dejarse engañar por Hagen. Sin embargo, eso era en los tiempos de Wagner, pero hoy en que hemos perdido una Guerra Mundial, ya sabemos y no deberíamos ser sorprendidos.

Así, los guerreros de hoy estamos en una situación envidiable, estamos solos, perdidos después de una derrota aplastante, pero aún somos los descendientes del Dios que creó nuestra estirpe y por ello podemos y debemos seguir combatiendo “aunque el mundo se venga abajo”. Pero lo más importante, y de ahí nuestra ventaja, es que sabemos y podemos ser conscientes de lo ocurrido. Hoy como nunca antes en la historia de la humanidad, la sangre aria es consciente de sí misma y es consciente de que nuestro Grial es el legado de nuestros pueblos que está escrito en todos los mitos, hechos y leyendas desde el Polo Norte, hasta el Valle del Indo.

Hoy es la hora del Héroe, hoy es el tiempo de decir “Yo soy mi Ley”, lo que es diametralmente opuesto al libertinaje del hombre hormiga, del pulgón nietzschiano que infecta esta sagrada Tierra.

Adelante, Guerreros de Wothan, adelante Hordas Furiosas del Führer. Él volverá, pero en nosotros, su sangre, su carne.

Welsung

domingo, septiembre 17, 2006

La realidad, desde nuestra alma 14



III.4 El Neopaganismo:

Dentro de la tarea de revitalizar los mitos ancestrales, de darles ropajes nuevos, se corre el riesgo de inventar en forma arbitraria neopaganismos en que se introduzcan ideas o conceptos “modernos”. El concepto de moderno que tiene la mayor parte de la gente se refiere a la libertad, la democracia, la igualdad de los seres humanos, los derechos humanos, etc. Tomar los antiguos mitos y revestirlos con esos ropajes sólo puede dar como resultado un mamarracho ridículo que no tiene ni pies ni cabezas.

¿Cómo introducir la igualdad entre los hombres en un culto como el de los Dioses nórdicos cuya visión es por definición aristocrática y jerárquica? Por supuesto que hoy se ven grupos heathen que se ponen a hacer alabanzas (muy a la semítica y no lo digo por menos precio, sino que por contraste), a Wothan, mientras hablan de practicar la igualdad entre los hombres, y no se dan cuenta que según la tradición Wothan es un Dios altamente discriminatorio, para el que sólo los guerreros que Él y sólo Él considera dignos van a Walhalla, no hay nada de democrático ni igualitario en ello.

La revitalización de la que hablo no tiene nada que ver con las mentiras modernas sino que está orientado a reencontrar a los viejos Dioses en donde se ubican ahora: en la mente de los hombres. Un amigo me ha dicho: “he visto a los Dioses, están en mi mente”. Es verdad, ya no es factible encontrarlos de buenas a primera en los bosques o en los ríos o en las montañas; no al menos hasta que los hayamos encontrado en nuestro propio ser. La montaña puede ser vista de muchas maneras y sólo para algunos es realmente (y no porque algún libro o algún Gothi lo dijo), el lugar de refugio de los Dioses. Pero para ello es necesario todo un trabajo de limpieza del hombre moderno, de búsqueda veraz y, la más de las veces brutal, de las raíces de su propio ser.

Ésa es la búsqueda que debe ocupar todo nuestro tiempo, ésa es la lucha que queda para nosotros, los nuevos viejos luchadores. Ya no podemos marchar por las calles con nuestras banderas en alto, porque no existen los ojos capaces de ver lo que mostramos ni los oídos necesarios para entender nuestros cantos. Hoy el mundo está repleto de “muertos que entierran a sus muertos”. Dejémoslos que lo hagan y que sigan cantando y bailando al son del ritmo de moda, nosotros tenemos tarea pendiente con nuestros Dioses.

Para recrear o renovar los antiguos mitos necesitaremos años, tal vez décadas. Recuerdo un comentario de Mircea Eliade en su libro “La India”. Los sacerdotes brahmanes no se inquietan por tener adeptos, si uno muestra interés por el conocimiento por ellos impartido, entonces lo invitan amablemente a quedarse unos doce o quince años, para comenzar a balbucear sabiduría. ¡Qué distinto de nuestra sociedad hecha de slogans como “adelgace en treinta días”, “Sánscrito, rápido y fácil”,etc!

Lo primero que debemos hacer entonces es estar dispuestos a recorrer un camino que llevará toda una vida o tal vez unas cuantas generaciones. Sólo entonces podremos realizar lo que tenemos en mente. La razón por la cual el Reich iba durar mil años no era porque se tenía una verdad que iba a quedar congelada durante todo ese tiempo. Eso habría sido una soberana lata y yo mismo habría ayudado a derrocar al partido. La razón de los mil años era colocar en un futuro inconmensurable el éxito de la labor que se comenzó en esa época: La creación de un hombre nuevo y de nuevas versiones de los antiguos mitos fundacionales de nuestra raza.

Mirad desde ese punto de vista: la derrota de 1945 no es más que un pequeño escollo en la Gran Tarea. Por ello tengo un nuevo mito para mi pueblo, para lo pueblos indo arios, un nuevo viejo mito. La vuelta del Rey, se vive hoy en cada uno de nosotros que, con nostalgia del pasado, pero también del futuro, empieza a construirse a sí mismo para dar cabida a los viejos Dioses.

Webelsburg no fue destruido, pero lo han desacralizado. Sin embargo aunque nos han desacralizado a nosotros también, convirtiéndonos en un número más en la masa democrática, mediocrática, no nos han destruido, aún no, y de ahí viene el terrible miedo que todos tienen de que el Nacionalsocialismo resurja. Pero ello es imposible, no resurgirá, no al menos en la forma que ellos lo conocen, ni nosotros podemos adivinar cómo lo hará; pero está claro que mientras circule un solo gen de la vieja estirpe, la posibilidad existe. Incluso se podría arriesgar el juicio de que aunque destruyan a toda la raza aria, ésta se reinventará a sí misma. Porque las leyes humanas están muy por debajo de las leyes divinas.

Porque la divinidad existe, ya no tengo dudas. Normalmente uno, en su rebeldía contra el cristianismo toma una de las dos opciones, o se vuelve adorador de antiguos dioses en forma ingenua, o se vuelve ateo. Ambas direcciones están equivocadas, la historia demuestra que el cristianismo europeo fue muy otra cosa que el cristianismo original, y ello fue porque lo pueblos arios tenían en su alma la idea de Dios. Esta idea fue corrompida, pero evidentemente siguió creando y por ello tenemos por ejemplo las obras de arte de un Bach o la presencia de las catedrales góticas. Por otro lado, tratar de adorar Dioses antiguos así de buenas a primera, equivale a tratar de aprender hitita antiguo en quince lecciones. Una o dos lecciones de odinismo ¡y a encender imciensos y a rogarle a los Dioses porque nos vaya bien en el trabajo!. Un tipo que se lee uno cuantos libros y empieza a autollamarse Gothi y a dirigir bailes y ceremonias inventados por él.

La fascinación del vulgo por historias como el Grial, se debe a que se intuye una verdad de trasfondo, una verdad que supera la leyenda crística. Sin embargo el sistema sabe judaizar la historia y la mayor parte de la gente va a dar a caminos equivocados. Haciendo un paralelo con esa leyenda, tendríamos que decir que los pedazos del Grial están por todas partes y hay que ser un Parsifal, un mago, un loco, un puro, un hombre que participa tanto de su lado consciente como inconsciente, para ver el orden en el caos, que es capaz de armar el puzzle de las distintas huellas de una tradición perdida. Es tradición sólo resonará en nosotros a través del trabajo interior, que no tiene nada que ver con irse a un ashram a meditar mirándose el ombligo durante una semana, o hacer libaciones y tratar de ser "salvaje" de fin de semana.

Este es el neopaganismo, la creencia de que los viejos Dioses viven nosotros, por razones de esencia, por razones biológicas. Porque pertenezco a una estirpe y esa raza fue creada por un Dios, no se trata de un mandato político ni financiero, no se trata de la igualdad de los hombres, no se trata de la justicia humana, todo eso es humano, “demasiado humano”. De lo que aquí se trata es de recuperar la esencia vital de nuestra xistencia y ella está escrita “más allá de las estrellas”.

Welsung

martes, septiembre 05, 2006

Érase una vez...


Érase una vez un país en el que las calles que se comenzaban a teñir de rojo y gritos de odio, acicates a la lucha de clases, de materialismo y desprecio por las personas, vieron avanzar columnas de hombres vestidos de gris que cantaban canciones de honor, de valor y muerte, de felicidad de vivir la vida en forma heroica. Estos hombres avanzaron y arrollaron al fango rojo que todo lo teñía, estos hombres querían barrer también con el poder de las oligarquías y unir al pueblo en un abrazo: “fundiendo en yunque de otra vida, al hijo del palacio y al hijo del taller”.
Porque estos hombres sabían que el poder de una nación está en sus raíces y por ello invocaban las fuerzas telúricas que habían forjado a esa nación, aún incipiente, aún llena de esperanzas.

Miles eran convocados a las reuniones del Movimiento: obreros, hombres del campo, profesionales, comerciantes, industriales. La camisa gris les recordaba que eran todos iguales en cuanto a valer, y el colorido de sus vidas se proyectaba en la bandera tricolor que guarda el secreto del nacimiento de su Patria. Junto a la bandera de la Tierra que los vio nacer se alzaba la otra que anunciaba lo que venía, la bandera de la "Patria Vieja" usada por los fundadores, cruzada por un rayo. El rayo que cae del cielo y con estruendo anuncia la llegada de la tormenta, el desencadenar de las fuerzas naturales. Porque que el Movimiento era eso: fuerzas naturales en acción. Nada de afiebradas diquisiciones políticas o filosóficas alejadas de la naturaleza y retorcidas en las cloacas de la mente humana desviada de su curso natural, mucho de acción: Pan, Trabajo, Honor, Lealtad, Alegría, Belleza.

Al grito de ¡Jefe!, ¡Jefe!, los hombres aunaban sus corazones que palpitaban juntos al ritmo de la Patria, los brazos en alto saludaban al Jefe, al guía, que reunía en sí la voluntad de un pueblo, era el Movimiento Nacional Socialista Chileno, con sus banderas izadas en varas de coligüe como lo hicieran los hijos de Arauco más de trescientos años antes. Rostros alegres, vidas elevadas al heroísmo por la voluntad de ser. Una Patria amada por sus hijos se levantaba orgullosa para mostrar al mundo que en esta Tierra, tan alejada de todo, palpitaba el espíritu antiguo, el corazón de una estirpe indómita que despertaba después de un largo periplo de siglos.

Pero aquél fatídico día, hoy hace 68 años, todo cambió. Se unieron las traiciones, los de izquierda y derecha mostraron su verdadera cara. La traición, el asesinato, la ineficacia del Jefe. Todo se confabuló para la tragedia. La juventud de la Patria murió ese día asesinada por la legalidad de un régimen liberal, bajo la mirada asesina de la izquierda comunista.

Ya nada queda del sueño, sólo adivinar lo que pudo ser. Un país libre y orgulloso, con un destino claro en que todos tuvieran un ideal por el cual luchar. Incluso pudimos haber intervenido en la Gran Guerra. Tal vez los flancos en Stalingrado hubiesen estado protegidos por el tricolor de nuestro pabellón, siempre vencedor y jamás vencido, tal vez, tal vez...O tal vez no, tal vez igual la Gran Guerra se hubiera perdido, pero el honor de la Patria estaría a salvo.

Hoy sólo queda recordar y mirar con nostalgia ese otro camino que pudo tomar la historia. Hoy en un país donde el escudo nacional se ha cambiado por un esquema de cubos de colores estilo Lego, donde la cultura se cambió por saltimbanquis, donde la pureza del campo se trastocó y se cambió por resorts; nada se puede esperar de masas vociferantes que sólo conocen el nihilismo, por viejas mojigatas y remilgonas que todo lo dejan con ese olor nauseabundo de lo rancio, de la juventud arrasada por la droga y el hedonismo. Nada, nada, ya no queda nada.

Para empeorar las cosas cada cierto tiempo aparecen grupúsculos de enanos que pretenden vestirse con los ropajes de aquellos gigantes, pero sólo consiguen hacer el ridículo y asustar a una que otra viejecita. Nada más penoso y más lejano de la verdad que un uniforme de los viejos tiempos en esos cuerpos esmirriados y en esas mentes torcidas; nada más alejado de la verdad.

Porque ya no queda nada, porque no hay esperanza, nuestra misión es seguir marchando aunque todo se caiga a pedazos. Ya no están las banderas, ya no se escuchan los cantos, pero el ideal, la Patria está aún en nuestros corazones. La república de Chile ha muerto, que Viva la Patria.

Welsung

IN MEMORIAM


(González von Marées cuando era El Jefe)
Han pasado ya 68 años desde que se produjera la así llamada Matanza del Seguro Obrero. Un hecho abominable, una masacre horrible, la manifestación de las cualidades más bajas y sórdidas del mestizo chileno, cruza de español y pikunche.
Para nosotros, nacionalsocialistas, nada hay de celebración en esta conmemoración. Nada luminoso salió de ese hecho de sangre. El Movimiento Nacional Socialista de Chile, fundado por Jorge González von Marées el 5 de abril de 1932, no pudo rehacerse de ese golpe criminal. Seguramente era eso lo que se buscaba, en el gran tablero de ajedrez de la estrategia mundial. Era riesgoso para el poder mundial de entonces (que es el directo antepasado del poder mundial de hoy) que en el cono sur de América se consolidara un polo nacionalsocialista. Había que destruirlo antes que fructificara.

Hoy recordamos una vez más a los 57 militantes del MNS, asesinados, masacrados con saña espantosa, pero no inédita en nuestra historia, ni antes, ni después de 1938. Hay que recordar que sólo uno de los militantes murió durante los combates; los demás fueron asesinados una vez rendidos, mediante un modus operandi visto en demasiadas ocasiones a manos de los encargados soviéticos y occidentales, de prisioneros alemanes y de sus aliados. Podrá ser un proceder pavoroso, pero fue efectivo.

Así, el MNS desapareció de la escena en 1938. No hubo un resurgir de las cenizas, como en la Alemania posterior al Putsch de 1923, al menos mientras eso era materialmente posible.

Después de 1945 el poder militar y policial de los amos del mundo ya era incontrarrestable, el Nacionalsocialismo ya no podía ser más una fuerza política. Sólo en algunos pocos lugares se toleró la existencia de ex combatientes que no abjuraron: España, Argentina, Siria, India, Brasil, Egipto, Chile y casi en ningún lugar más. Pero ahora se trataba de mera supervivencia, ya no más un levantarse una vez más contra el gran poder del dinero y del sionismo.

Periódicamente, además, los jóvenes nacional socialistas de 1938 son masacrados otra vez. Una y otra vez. A veces por parte de la prensa, que no posee interés por conocer cómo era el mundo y Chile en 1938, mirando todo desde la perspectiva chata y simplona de hoy, de un hoy que se va haciendo cada vez más chato y simplón. Una mirada idiota.

Han sido vueltos a asesinar, además, por una escuálida miríada de pequeños líderes, a lo largo de los años transcurridos desde 1938, que han buscado subirlos a sus propios carros, hacerlos marchar al compás de marchas y canciones que ellos no cantaron.

También fueron vueltos a asesinar por muchos de sus ex camaradas, reconvertidos a la democracia de los partidos políticos. ¿Qué más se podría esperar, si el mismísimo Jefe, el hombre por el cual los fervientes nacional socialistas estaban dispuestos a hacer los mayores sacrificios, finalmente terminó militando en el Partido Conservador, el mismo del asesino directo de sus jóvenes seguidores?

No sólo en Chile, también en otros países y, principalmente en Alemania, el Nacionalsocialismo fue visto como un asunto meramente político. Y estuvo muy bien que así haya sido. Públicamente, Hitler señaló que el Nacionalsocialismo siempre debería estar formado por una minoría probada y fanática. Las mayorías corrompen, están llenas de oportunistas, de arribistas.

Hoy, a 68 años de distancia, sólo podemos recordar a esos estudiantes y trabajadores nacional socialistas como lo que fueron, y no como lo que muchos quisieran que hubiesen sido. Fueron guerreros traicionados por sus mandos y por sus enemigos, que cayeron buscando un Chile justo y viril. Y lo que de allí se desarrollara, el acorde que se pudiera interpretar en la gran sinfonía que se estaba dirigiendo desde Alemania.

Hoy los recordamos con el respeto que se merecen.

Hoffmann

sábado, septiembre 02, 2006

La realidad, desde nuestra alma 13



III.3 Los mitos de los antepasados

Si yo quisiera reencontrar mi mística ancestral, tendría que tratar de reconstruir aquellos mitos que guiaban a los pueblos germanos de antes del siglo I DC. Después de eso el cristianismo comenzó una etapa de destrucción de la concepción del mundo tribal y natural. De hecho, es fácil ver que el cristianismo no es una religión natural, pues todos sus postulados son antropocentristas, claramente nacidos en el seno de las urbes de la época y lejanos a los bosques y naturaleza.

La fuerza de los ambientes naturales se rinde ante el avance de las urbes y el hombre rural se rinde ante el proletario citadino. Nada que hacer al respecto, sólo observar cómo la moda que arranca de cuando la filosofía socrática se separa angustiada de la naturaleza y abandona par siempre a la filosofía cosmológica de los antepasados y comienza a aplastar a la moral y forma de vida enraizada en la naturaleza.

¿Pero qué son los mitos? Uno podría decir con Jung que los mitos son sueños colectivos y, como tales, sólo pueden ser interpretados y validados por quien los sueña. No es posible entender un sueño individual sin conocer la realidad consciente de la persona que sueña, esos diccionarios de sueños no son más que parte de la charlatanería tan de moda en esta época. Por lo tanto los mitos de los pueblos arios son válidos sólo para ellos y quienes somos sus descendientes. Por supuesto que hay símbolos universales, como universal es el hecho de que los seres humanos tengan dos manos, cara, etc., pero hoy la ciencia sabe, mal que le pese a la ortodoxia del sistema, que los distintos pueblos evolucionaron separados desde tiempos mucho más remotos que lo que normalmente se acepta, si es que no son de orígenes totalmente distintos. Por ello, los mitos que aparentan tener imágenes parecidas, tienen significados muy distintos. Por ejemplo la imagen del crucificado; mientras entre los pueblos semíticos, la crucifixión es una especie de ofrenda de un Dios hecho hombre a “su padre”, el que es inalcanzable, inescrutable; la crucifixión aria de Wothan es un sacrificio de Él para Él mismo, no es un acto de entrega a “otro”, es un sacrificio de evolución personal.

Entonces quedamos en que los mitos que corresponden a nuestros pueblos arios deben ser rescatados pues en ellos se esconde el misterio de nuestra existencia. Esos mitos-sueños, son imágenes que expresan en lenguaje comprensible, toda aquella realidad que no puede ser expresada con raciocinios. Su relación con los argumentos racionales es la misma que guarda un gesto con una frase, bien dice el dicho: “más vale una imagen que cien palabras”. Las realidades inalcanzables por nuestro cerebro lógico, por el neuro cortex, y que sólo son “comprendidas” o vivenciadas por nuestros cerebros primitivos, que no por primitivos son menos valederos o valiosos, son transmitidas a nuestra conciencia a través de lo que los primitivos llamaban los “grandes sueños”, los que estaban destinados a convertirse en mitos pues tratan de temas que atingen a toda un pueblo y no sólo a un individuo.

Pero he aquí un peligro, el de tomar el mito por su lado fácil, por su parte superficial y fácil de digerir. No sabemos en realidad el efecto que en los antepasados provocaban estos mitos y lo único que tenemos es el relato. Sin embargo para conocer el efecto sería necesario volver a vivir en los bosques, desandar siglos de racionalización de la naturaleza. Pero ello es imposible, por mucho que podamos irnos vivir a algún lugar semisalvaje (si es que queda alguno), ya hemos perdido la inocencia o, de otro punto de vista, ya echamos a perder nuestros instrumentos. Por ello son inútiles todos los movimientos que pretenden una reconstrucción ingenua de las antiguas tradiciones, incluyendo aquí a los que se visten de celtas una vez al mes o que pertenecen a grupos heathen o son odinistas. Lo que hacen es lo mismo que hacen los cristianos cuando van a su misas o procesiones, son gesto vacíos pues en su cruda realidad diaria tienen que cambiar los códigos con que se vinculan con el resto del mundo y su vivencia de los mitos está muy lejos de la experiencia original en que ellos se dieron como expresión de una realidad global en la que el primitivo estaba inserto.

La única posibilidad de salvarnos, pues de eso se trata, salvar nuestras almas de quedar petrificadas en una sociedad vacía, no es el retroceder, sino que empujar la situación, forzar un avance hacia una realidad que trascienda la superficialidad actual y revitalizando nuestras almas y con ella reconstruyendo las los viejos mitos, a través de nuevas imágenes que sean capaces de englobar la realidad que nos rodea. Cuando uno está rodeado de obscuridad, no sirve de nada negarla y refugiarse en luces idílicas o en paraísos perdidos, eso es sólo escapismo. La solución es reencender la luz que siempre hemos llevado en nuestro interior y proyectar nuevas imágenes a partir de la luz eterna.


Welsung

viernes, septiembre 01, 2006

Un día como hoy


¿Qué se puede decir a sesenta y siete años del comienzo del fin de la esperanza de la humanidad? salvo lamentar el hecho de que la flor de la juventud aria haya muerto en los campos de batalla dibujados por el enemigo de la humanidad.

Es increíble, pero figura entre los libros de mi biblioteca personal un ejemplar de Los Sabios de Sion. La edición es de 1934 en Concepción, Chile. Lo singular de esta edición es que dice en la introducción: “Una gran Guerra que Israel sabrá desencadenar precipitará el dominio de Sion sobre la Tierra”. Es una frase profética que se cumplió horriblemente.

Hoy nosotros, Nacionalsocialitas, no podemos mirar con alegría este día de dolor pero tampoco podemos dejar de admirar el valor lealtad y honor con que nuestro ideal fue defendido por nuestros antepasados.

Sabremos luchar hasta el último aliento por las ideas de Personalidad y Raza, Sangre y Suelo y Ein Reich, Ein Volk, Ein Führer. Tengamos confianza en que la verdad no puede ser aplastada eternamente y para entonces, para cuando el mundo se de cuenta del error que ha cometido, estaremos listos para alzar nuestras banderas y marcha por las calles orgullosos de jamás haber sido vencidos.


La verdad del orden natural es eterno, la naturaleza jerárquica de la realidad, la existencia de razas afines y no afines, la importancia de la Tierra y la Sangre, son leyes superiores a cualquier estúpida idea de igualitarismo, democracia, o mezcolanza racial propias de pueblos esclavos que se ven libres para realizar sus culturas hedonistas, egoístas y antinaturales.


¡¡Nosotros seguimos marchando aún todo se venga abajo!!


Heil Hitler !! Sieg Heil !!


Welsung